¿Cómo habrían tratado los nazis al pintor Fuseli (1741-1825), de haber vivido éste, por ejemplo, en el siglo veinte? Probablemente no le habrían hecho nada. Su condición de suizo, con la neutralidad que tal ciudadanía comporta, le eximiría de cualquier atentado a su persona. Otra cosa muy distinta sería su arte, sus cuadros y dibujos. Goebbels y compañía le habrían tildado de depravado, a veces lascivo, provocador, malsano, con tendencia al vicio, creador de estados de inquietud, lo que prefieran. Un degenerado en toda regla. En buena medida, Fuseli transmite esas sensaciones, aunque creo que en ellas radica su fuerza y su originalidad.
Fuseli es un artista al que se asocia con Inglaterra, pues allí vivió la parte final de su vida, imbricándose de lleno en la vida artística e institucional londinense. Es común hacer un paralelismo entre él y William Blake, como portadores de estilos personales, distintos al canon e innovadores. Aunque Blake parece más un visionario, y siempre transmite esa sensación de consumidor de sustancias que favorecen su creación, teoría planteada, pero creo que no demostrada, como un Baudelaire de la pintura, Fuseli entra más bien en el campo de creador de sensaciones en el espectador, mórbidas, sensuales o terroríficas.
Descubrí a Fuseli por casualidad, cuando en los años 80 fui al cine a ver un engendro de Ken Russell titulado Gothic, y que supuestamente reflejaba la época byroniana de principios del siglo XIX, con ribetes de terror. Por favor, quien quiera respirar las esencias de ese romanticismo, que vea en su lugar el film de Gonzalo Suárez Remando al viento, a años luz del fiasco de Russell. En el cartel de Gothic, se imitaba el cuadro más famoso de Fuseli, La Pesadilla, cuadro que de tan repetido en libros y webs, pierde parte de su frescura, aunque nos revela su mundo, y ese terror irracional en que que tanto gozamos contamplándolo. Después, fui buscando aquí y allá, y me hice con un libro en castellano, de Frederick Antal, publicado en la Colección La Balsa de la Medusa, de Visor, que con el título Estudios sobre Fuseli, nos ofrece una serie de ensayos que recorren la cronología vitla del pintor de Zurich.
Fuseli es un artista a caballo entre los siglos XVIII y XIX, y es uno de los paradigmas de ese prerromanticismo que recorrió el siglo de las luces, desmintiendo una racionalidad absoluta dentro de la época. Bebedor del Sturm und drang alemán en su etapa inicial, lector de autores conmo Shaftesbury y su teoría del entusiasmo, es en Italia donde toma contacto con la pintura manierista y de Miguel Angel, para con todo ello crear su estilo, alejado en mucho de lo que, por ejemplo, su contemporáneo David supone en Francia.
Fuseli es el pintor de los personajes hieráticos , de las cortesanas y mujeres esbeltas y fatales con sus vestidos ajustados, sus senos al desnudo o miradas con ojos agigantados, de los espectros, de los iconos de Shakespeare o de Milton. De toda la iconografía que pueda teransmitirnos una idea del terror, sea este romántico o gótico, en cualquier sector de las artes, los que de verdad me producen una identidad con sus épocas son los cuadros de Fuseli, las cárceles de Piranesi, que reflejan con su grandiosidad agresiva una angustia que me cuesta soportar, y las descripiciones de mazmorras, criptas o fortalezas que Sade refleja en su literatura. Después habría que esperar hasta Poe para hallarme en contextos similares y convincentes
He elegido, sin embargo, como cuadro para mi entrada una obra singular de Fuseli, Silencio, óleo del año 1800. Me parece original por lo extraño de la composición: una figura que destaca en la oscuridad, con su cabello echado hacia delante y una actitud defensiva de brazos cruzados. Me gusta porquer más allá del silencio nos transmite una sensación de desamparo, como si algo terrible la hubiera forzado a callar. No sabemos si es la locura, una profuda y desoladora tristeza, o un hundimiento total de la persona. También me gusta por su carácter abstracto, esquemático. Aunque se trata de una figura human o titánica (gigantismo del pie), podría facilmente descomponerse en las diagonales de los brazos, la vertical del pelo y la media luna de las piernas cruzadas, como si fuera una criatura deshumanizada.
Y es que Fuseli, según sus contemporáneos y estudiosos, fue un adelantado a su tiempo, un moderno en el mejor sentido de la palabra. Pero también un depravado e inquietante transmisor de las angustias y los miedos humanos, también esto en su mejor y más seductor sentido.
1 comentario:
"La pubertad" de Munch también tiene una composición similar con los brazos cruzados creando una "x".
Fuseli,Blake,Lucian Freud,Bacon,Ensor...grandes imagineros del desasosiego.
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