Mi amigo Deivid ha vuelto a meterme el gusano en el cuerpo.Resulta que quiere hacerse un equipo hi fi. Para ello cuenta con un presupuesto base y múltiples ideas y marcas en la cabeza. Pero lo que a priori parece un pasatiempo interesante, se convierte en una tortura. Cada día, una nueva marca, un nuevo foro donde la opinión que teníamos por canónica es desechada, una súperoferta que se nos antoja irresistible, nos vuelve literalmente locos. Claro, amigo Deivid, las Wharfedale Diamond son unas buenas cajas de estantería, pero sin soporte, como bien sabes, no perderán parte de su potencial? Por qué no te la juegas con unos altavoces de suelo de tres vías, que esos sí refuerzan los graves? Sí, amigo, lo sé, vives en un apartamento pequeño, pero podríamos intentarlo. Has visto las Indiana Line? Yo no sé ni cómo llegué a ellas por la red, creo que sólo las conocemos tú y yo, pero qué más da, son italianas, económicas y llevan treinta años en el negocio. Eso querrá decir algo, no?
Así nos tiramos días y días, en la indecisión y la angustia. Luego pasas a leer las revistas especializadas. No entiendes nada, no eres doctor en física. Impedancias, sensibilidades, parásitos sónicoelectrónicos (el enchufe de la casa como enemigo, vamos), la misteriosa sinergia de los componentes, el cable como panacea, liberado de oxígeno, la sala de escucha y posibles paneles para mejorar la audición. Todo un maremagnum de información que marea, y nos hace ver nuestra condición de aficionados de poca monta. Y sobre todo presupuestos astronómicos que te llevan a la cconclusión de que ser multimillonario, con 20 mansiones equipadas con los más complejos y exóticos equipos, es la única vía de ser feliz en este mundillo.
Yo el año pasado me pillé mi equipo, mi equipito, lo más barato, eso sí, Cambridge Audio para lector y ampli, y las Tannoy F1 como cajas. Por no hablar del cable germano Catarsis para mis Tannoy, tan gordo como una serpiente ecuatorial. Yo quiero a mi equipo, le acaricio, le limpio el polvo los jueves por la tarde. Pero a veces te asusta, a veces percibes un pitidito, un pedete de baja frecuencia en el bafle izquierdo. Sudor, escalofrío. El fin se acerca. Cáncer de bafle, seguro. Metastatizante al ampli. Y otras tardes, al apasgarse el motor del frigorífico, también suenan cosas raras en el altavoz. Pero qué tendrá que ver el frigo de la cocina con mi salón, vamos a ver? Ese día duermes mal. Pero el resto del tiempo, te creces ante tu artilugio, es como un hijo, le metes un cd en la bandeja y te devuelve gloria bendita. Y sin embargo...
Sin embargo tengo un dormitorio. Por qué no, ahora que llega la Navidad, me pillo, esta vez sí, unas columnas de suelo, no muy caras, un ampli de saldo hecho en Japón y a vivir? Dos equipos en las misma casa, guay! Dependiendo del día y de lo que me pida el cuerpo, te vas al Bernabéu o al Nou Camp audiófilo! Y ya puestos, no descartaría la tercera vía, la síntesis hegeliana, la sorpresa del que se siente heterodoxo y rompe con el dogma: trabajarme no los altavoces de alta fidelidad, sino unos monitores de estudio como los Behringer, que sólo cuestan ciento y pico euros y oyes lo que está grabado y no el sonido disfrazado de los otros ( por cierto, qué demonios es eso del sonido disfrazado?)
No desconozco que páginas como Matrixhifi, nos hacen ver que no todo está tan claro, que hay demasiados intereses en esto de la Alta Fidelidad, y que el oscurantismo técnico beneficia fundamentalmente a las marcas. Pero también sé que el mero proyecto, la idea de fabricarte tu propio equipo, es más atractiva a veces que la posesión del mismo. Ese soñar días y días con distintos componentes como hace ahora Deivid, es estimulante, sí. Aunque sin saber cómo, llega un momento en que pierdes el Norte y son ellos, los cacharros, los que te dominan. Aquí hay que serenarse y huir al monte o los pinares en busca de oxígeno, ése que le falta a los buenos cables de altavoz.
Por lo tanto, Deivid, amigo mío, caro compañero del decibelio angustioso, serenidad, reflexión. Tienes tiempo, selecciona bien y con criterio, sin pasiones tramposas, sin amoríos fugaces, tú me entiendes. Por cierto, sabías que las Mosscade 502 fueron elegidas como cajas del año 2002 por la francesa revue du son? No? Por Dios, Deivid, y con esos precios, esto lo cambia todo...
1 comentario:
¡Váyase señor Spars, váyase! De nuevo el HIFI se cruza en mi camino… ¿Tan malo he sido en vidas anteriores?
No, no es posible, son ustedes, han perdido la cabeza definitivamente y no saben como torturarse con el asunto más peregrino. ¿Acaso no se ha dado cuenta de que la alta fidelidad es el gran fraude del rock igual que el Madrid galáctico lo es del fútbol?
Si tanto les preocupa la fidelidad vuelvan al vinilo y si no están dispuestos dejense de chorradas… Ceros y unos, los reproductores que los leen y los que no. Y punto. No se engañen, no hay más.
¿Altavoces? ¿El ampli? Esos todavía tienen un pase, pero el resto… Cables de oro del tamaño de una salchicha, pedestales acabados en punta para eliminar al máximo el contacto con el suelo, triángulos equiláteros… ¡Por favor!
Que no les engañen
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